La simplicidad y determinación con la que Adriano Olivetti se comunica con los trabajadores y empleados de su empresa se expresa plenamente en el texto “A los trabajadores”, Adriano Olivetti, Ediciones comunitarias en las que se incluyen dos discursos: el de Ivrea de 1954 y el de Pozzuoli de 1955 celebrada para la inauguración de la nueva planta.
Olivetti habla de una participación común en la vida de la fábrica, de los objetivos morales del trabajo, de los negocios que creen en la humanidad del trabajador. Su discurso no tiene la intención de hacerlo usar el rol de empresario amigo de los empleados, sino más bien presentarlo como un líder consciente de sus responsabilidades y decidido a enfrentarlos.
Paralelamente al compromiso de crear empleo para tratar de acercar las condiciones de trabajo del Sur a las del Norte, Olivetti persigue otros objetivos cuyos principios surgen de las páginas en las que se transcriben sus discursos. Se estudió la arquitectura de la fábrica de Pozzuoli, respetando las necesidades técnicas de producción, como si fuera un edificio de alto valor residencial con sus departamentos inundados de luz, embellecidos por la vista del mar y el contorno de fuentes y espacios verdes. Todo esto no excluía la presencia de comedores, bibliotecas, colonias, servicios sociales idénticos a los de Ivrea en términos de calidad y extensión.Un aspecto interesante destacado por este libro es la capacidad con la que Olivetti adapta los métodos de enfoque y los temas tratados a los interlocutores. De hecho, el emprendedor es consciente de que los trabajadores de Pozzuoli pueden sentirse intimidados por el progreso industrial, que ha afectado casi exclusivamente al norte de la península italiana y es desconocido para ellos, y por lo tanto enfoca su discurso en las cualidades de los hombres del Sur aún atados a la tierra. y guardianes “de una reserva de intenso calor humano”.
Olivetti tiene cuidado de enfatizar que, lo mejor que puede, se ha asegurado de que en la fábrica construida en Pozzuoli los trabajadores perciban el respeto por la naturaleza y la belleza y encuentren algo que pueda golpear, aunque sin darse cuenta, su alma. Lo que queda impresionado después de la lectura de estos textos, gracias a los cuales uno tiene la sensación de sentir que las palabras fluyen directamente de la voz de Olivetti, es que la principal preocupación del emprendedor es nunca perder la atención y el respeto por La vida y la dignidad de los trabajadores.
El objetivo final de su trabajo es construir una fábrica que no solo sea “humana” sino que se perciba como un ser vivo animado por múltiples impulsos. La implementación del proyecto Olivetti implica mucho esfuerzo pero, una vez más, la memoria y la guía del Padre Camillo permanecen con sus indicaciones precisas: “Puede hacer cualquier cosa, excepto despedir a alguien por la introducción de nuevos métodos porque el desempleo involuntario Es el mal más terrible que aflige a la clase obrera”.
Cecilia Musulin
Traduzione di Sara Trincali