Romano Benini, periodista económico y profesor de políticas laborales, y Maurizio Sorcioni, licenciado en ciencias estadísticas, jefe del área de Estudios e Investigación de Italia Lavoro, nos explican “Porque es el trabajo lo que hace la economía y no al revés”.
Su nuevo libro titulado “El factor humano” publicado por Donzelli, con un lenguaje técnico pero accesible, nos ilumina sobre la crisis económica y sobre las razones que han determinado las dificultades en el mundo del trabajo.
Siguiendo el ejemplo de los datos y fenómenos registrados en Italia y Europa, de los cambios sociales y en particular en el mundo del trabajo, los dos autores han dibujado, con extrema precisión, las fases de la crisis económica que todos, lamentablemente, hemos comenzado a conocer. a partir de 2008.
Su análisis, articulado en los distintos capítulos que componen el volumen, pasa también por las opciones tomadas en materia de reformas que, en comparación con otras realidades europeas, ponen de manifiesto las criticidades de nuestro país.
Quizás te preguntes, ¿por qué en un libro que analiza la crisis económica y las diversas estrategias de los estados europeos se habla del factor humano?
Sencillo, leyendo lo escrito por Benini y Sorcioni, queda claro que los países que han optado por la línea de menores inversiones en formación, innovación, servicios y políticas de trabajo, activación y promoción social, no han sido capaz de contrarrestar la crisis y seguir siendo competitivo.
Países como Alemania y Reino Unido que han invertido en estos factores, en cambio, han logrado contrarrestar los efectos de la crisis, la elevada carga fiscal y el coste laboral, creando no solo las condiciones para una recuperación del empleo, sino logrando metafóricamente para sobrellevar la crisis, sin duda saliendo de ella mejor de lo que habían entrado.
Lo que sí es evidente es que en nuestro país ha (habido) una crisis sistémica y la clave para poder salir de ella depende de la capacidad de Italia para volver a ser un sistema, a través del trabajo y la calidad de la producción de bienes y servicios.
Haber elegido políticas de apoyo temporal en lugar de inversiones estructurales sobre el factor humano en los años más delicados de la crisis financiera, ha provocado ciertamente un retraso en la posibilidad de captar la recuperación y crear las condiciones para el próximo desarrollo.
Benini y Sorcioni nos hacen comprender por qué nuestro país ha perdido el desafío de la calidad del trabajo, el capital humano y la innovación.
Los dos autores explican en su libro lo que concierne al déficit de tecnologías de la información, el retraso de la administración pública, la falta de inversión, la subestimación de la formación continua de capital humano y el funcionamiento del mercado laboral.
De hecho, numerosos estudios han demostrado que estos son los aspectos reales que inciden en el aumento real de la productividad y, en consecuencia, en el desarrollo.
En un sistema como el nuestro, que no está estructuralmente preparado, la crisis de 2008 no ha hecho más que acelerar y favorecer las condiciones de declive ya presentes.
Por el contrario, Alemania, en el mismo período en el que Italia perdía terreno, realizó una impresionante inversión en el factor humano, dejando claro cómo estas mismas inversiones han mejorado su competitividad y la fortaleza de su economía.
En Italia, en cambio, el reto del trabajo se acometió muchos años más tarde que en otros países europeos, eligiendo además medidas e intervenciones que iban en una dirección completamente opuesta. Los hechos históricos de los últimos diez años han demostrado cómo la falta de capacidad para gobernar y la falta de promoción del desarrollo humano son, en definitiva, el problema que impidió a Italia salir de la crisis.
Se habla de la debilidad de la clase política que ha determinado una clara separación entre legislación y política laboral, identificable como una de las causas de los males de nuestra economía. Las reformas con el freno de mano o hechas a la mitad, han acompañado y (quizás) favorecido la crisis laboral italiana, en un panorama donde persiste un sistema de intereses que dificulta el cambio.
Por ello, parece fundamental el análisis de la Ley de Empleo, la reforma del mercado laboral iniciada por el gobierno de Renzi que, partiendo del convencimiento de que el trabajo es el principal factor de crecimiento, capaz de estimular el desarrollo económico, apunta a reducir las desigualdades sociales. .
Se esboza un plan muy ambicioso y original que tiene como objetivo abordar el tema del trabajo en ronda, porque en el pasado las intervenciones sobre el tema han sido demasiadas y fragmentadas, sin poder crear un sistema estructural competitivo capaz de dar respuesta. a los cambios económicos y sociales. El silogismo que se desprende de estas páginas es que no sería un trabajo que dependa del crecimiento económico sino, a la inversa, un crecimiento económico que dependa de la participación en el trabajo y el acceso a competencias.
Incluso los economistas más autorizados sostienen que es el entorno el que determina las condiciones para el desarrollo, por lo que de alguna manera debemos estar de acuerdo con ellos.
Por tanto, parece claro que la relación entre el factor humano, las vocaciones productivas locales, la calidad del Made in Italy y la capacidad de exportación, son los factores que generan la riqueza italiana, constituyendo su potencial más evidente.
Es igualmente claro que, sin embargo, todavía no hemos sido capaces de comprenderlos plenamente, utilizándolos para superar la crisis.
Superar la crisis significa aprovechar este potencial, combinando la formación profesional, los sistemas locales y la capacidad de innovar.
En definitiva, un libro para leer para entender cuáles fueron los errores del pasado para no volver a cometer en el futuro, con la esperanza de poder recuperar el tiempo perdido y sobre todo potenciar ese “factor humano, un desafío para nuestro país aún en gran parte por ser ganar”.
Articolo di Francesca Tesoro
Traduzione di Sara Trincali